«La vida de Hombre-Caracola. LXXV». El último adiós.

EL ÚLTIMO ADIÓS

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Hoy es el día más amargo y alegre de mi vida, el más umbrío y luminoso de mi existencia, que no os quepa la menor duda. Siento una inmensa tristeza, bien sabéis que a nadie le gusta las despedidas, y os lo digo entre miles de lágrimas, hace demasiado que no lloraba como un niño, lo necesitaba tanto…, ese fue mi último deseo como Chamán. Y siento a la vez euforia, como la del bipolar que no aceptó la normalidad y alcanzó la lucidez en la locura, el mismo que gozó como pocos de la luz y de las flores más bellas del jardín de la realidad. Vivo ese júbilo porque la muerte es otra fiesta más donde bailar, y porque he muerto con entereza, valentía y dignidad.

Hoy he tenido que afrontar una muy difícil determinación, no he tenido más remedio, os lo puedo asegurar. Adolf, surgió de mis sueños y logró aparecer en la realidad. Quería vengarse y acabar con sus enemigos, su poder era tan inmenso que iba a crear la más temible de las guerras, no lo pude tolerar. Como os he dicho muchas veces, la única arma que puede acabar con la tiranía es el amor, bien lo sabe Júpiter y Plutón. Y Adolf, ya sabéis que solo entiende de odio, venganza y rencor, eso solo le crea a la humanidad más dolor.

La única manera de combatir con Adolf era alejándome de mi amada madre Tierra, abandonando para siempre mi cuerpo, mi familia y mis amigos…, tuve que elegir entre vivir como él y crear la guerra, o acabar con mi vida en la Tierra. Él no era libre y mi libertad es el segundo tesoro más preciado, mi única patria y bandera, no quise la guerra ni verme enjaulado así que preferí luchar contra él y morir por mi libertad, a pesar de mi tristeza.

He podido comprobar con mi muerte que no hay ninguna diferencia entre la luz y la oscuridad, ente el vacío y la materia, lo debí imaginar. No me convertiré en  hoja ni en rama ni en ningún animal, lo seré todo, desde la Luna o la cumbres más altas de las montañas, hasta el fuego o el agua que baja del río para morir en la mar, era de esperar. También formaré parte de todos los seres, de todas las pieles, de todas las almas, incluso la de cualquier planta o animal. Estaré en la vecina aburrida del cuarto, que nunca sale de casa por no gastar, en el pescador que madruga para adentrarse en la mar, en el crítico de arte que nunca me quiso aceptar, en la anciana que baila en Benidorm con unas copas de más… Permaneceré en la joven estudiante que sueña con conquistar el corazón de su compañera de universidad, en el emigrante que se deja la piel en las vallas, en el niño que injustamente no tiene para comer ni para cenar… Formaré parte de Miguel, el amable y paciente taxista del parlamento, que tantas gilipolleces tuvo que escuchar…

Lo que más voy ha añorar en la soledad de mi universo serán los besos, los consejos, la piel y la sonrisa de Mujer-Caracola. Ella es mi tesoro más preciado amigas y amigos, y en gran parte lo seguirá siendo. Ella es una flor sincera y verdadera, con espinas, como las que tenía yo, pero así me gusta y me gustó. Es mucho más bondadosa que yo, rebosa de ternura y cariño, bien lo saben los cometas, aunque no lo diga Google ni la televisión. Echaré en falta su voz y su mirada, pero bien sabe que nunca la dejaré sola, siempre me dolieron sus lágrimas, la haré feliz mientras pueda, me duele su tristeza en mi interior. Y aunque no pueda abrazarla nunca más, podremos sentir juntos el atardecer, como siempre lo hemos hecho, y seguir admirando el universo bajo las estrellas o bajo el sol. Eso es fácil de hacer para un chamán, que podría cambiar incluso el dibujo de la constelación Orión.

Me voy de la Tierra sin haber realizado mi sueño, aunque estoy seguro que se cumplirá, cuando la sociedad avance y entienda mi mensaje, y la importancia de las tres palabras que no dejé de nombrar, AMOR, RESPETO Y PAZ. No esperéis un milagro, ni que baje del cielo ningún mesías, los dos que quedan no lograron salir del Hospital Psiquiátrico Militar, para que cambie el mundo dependerá solo de vuestro esfuerzo, solo la humanidad es responsable de la humanidad, nadie más, así que ya podéis espabilar.

Soy muy feliz porque no he podido ver mi sueño pero he cumplido mi misión, canté a la vida mis versos del alma, creé cientos de obras para que mis huellas y mi mensaje quedaran para siempre en vuestros corazones. Me voy con la cabeza bien alta, con el alma llena de cariño y comprensión de mi familia, mis de amigas y amigos, con el querer eterno de Mujer-Caracola… A pesar de mi dolor, estoy más que contento que una abeja en una flor.

Y ya no os hablaré más, aprendí de mi Maestro Chamán, que las palabras son mentira y el silencio es la única verdad. No os preocupéis por mí, solo tengo amor pero es lo único que necesito, todo lo demás está demás. ¡Hasta la eternidad, mi querida humanidad!.

 

Hombre-Caracola, 11 de Marzo de 2020

2 respuestas a ««La vida de Hombre-Caracola. LXXV». El último adiós.»

    1. Gracias primo! , por ese mano a mano. Sé que la has sentido, amable y paciente taxista del parlamento. Me has ayudado muchísimo con el proyecto, más de lo que imaginas. Besos!!!

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