Desde que soy hombre-caracola, las agujas del reloj están de parranda, el tiempo dejó de ser una tortura y el horizonte no queda tan lejos. Cada día que pasa soy más feliz, existen muchísimas personas que sueñan por un mundo mejor. Me siento querido porque cada vez tengo más amigos-caracola, por ponerles un nombre, lo que está escrito en el D.N.I es una gran mentira y no me interesa. Nos identifica mucho más una simple mirada, los ojos nunca mienten, lo dicen todo. Y además, en ellos se refleja el alma y, a esa, ningún gobierno la puede controlar, está programada para ser libre. Mis obras no tendrían ningún sentido sin la aceptación de los amigos, me sentiría ridículo. La motivación que éstos me provocan no tiene precio, el sonido de sus caracolas lo llevo dentro, les estoy eternamente agradecido.
Creo que todos, cuantos te aprwciamos, sabemos que tienen mucho, mucho talento. Animo y sigue sacando lo que tienes dentro.
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Gracias primo, de bien pequeño, de joven y en mi madurez, siempre te he admirado. Besos eternos.
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